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¿Por qué los tucumanos arrojamos basura en la calle? 

¿Por qué los tucumanos arrojamos basura en la calle? 

¿Podemos Mejorar nuestro espacio público pensando una solución entre todos?

 

Tucumán en emergencia

La situación de la provincia de Tucumán en materia de cuidado y mantenimiento de la limpieza de los sectores públicos es desastrosa. Basta con mirar el entorno para notar el descuido general del ambiente: Basura en las calles, veredas destruidas, paredes escritas, afiches de políticos en el suelo, basureros colapsados y rotos, entre tantas otras cosas. El ambiente de la ciudad es hostil, desprolijo y desmoraliza al ciudadano.

¿De quién es la culpa? ¿Es sólo de las autoridades? ¿Cómo nos comportamos los tucumanos? ¿Contribuye cada uno desde su lugar al desmejoramiento de la ciudad?

Queremos proponerles ponernos a pensar en la problemática de los residuos en las calles y en el porqué de nuestro comportamiento colectivo.

Para ello, nos pareció interesante recurrir a los niños. Encuestamos a más de cien chicos tucumanos menores de 14 años. Les preguntamos a ellos ya que consideramos que los menores perciben con más claridad el comportamiento del ambiente y notan mejor ciertas falencias a las que los adultos no prestamos atención o ya hemos naturalizado.

La basura y el contexto

Wesley Schultz, psicólogo y profesor de la Universidad Estatal de California, quien ha estudiado factores personales y ambientales en conjunto que inciden en ciertos comportamientos, sostiene que el hecho de que los peatones arrojen basura en la vía pública no es accidental.

En una entrevista en The Wall Street Journal señaló: “La mayoría del arrojo de basura es intencional, no se trata tanto de la persona, sino del contexto que la rodea”[1].

Las palabras de Schultz coinciden con la idea de que los delitos se “invitan” a realizar según la percepción del individuo con el entorno. Refuerza aquella teoría de Wilson y Kelling de “las ventanas rotas”. La teoría plantea que actos incívicos e ilegales como tirar basura y llenar las paredes de graffiti alientan a la perpetración de crímenes[2].

Según estos últimos, una ventana rota que no se arregla envía el mensaje de que no existe nadie que pueda ejercer autoridad (o que le importe ejercer autoridad) alguna sobre el incidente. La basura en la calle es una ventana rota, y arrojar basura en la calle es romper aún más ventanas.

Los chicos nos enseñan.

Desde Meta Tucumán, realizamos una encuesta en la que participaron hasta el momento 121 chicos menores de catorce años que viven en la provincia de Tucumán. Desglosamos en tres partes la valiosa información que nos proveyeron:

Sobre la percepción del cuidado comunitario.

Sobre las conductas de las demás personas del entorno.

Sobre el propio comportamiento.

Sobre la percepción del entorno, el 92,5% de los chicos sostuvo que consideran a Tucumán una ciudad sucia, mal cuidada y desprolija. Esta es la imagen que nuestros niños tienen del propio entorno en el que viven.

Luego, cuando les consultamos sobre comportamiento a imitar, el 93% de los niños confesó haber visto a un tercero arrojar residuos a la calle. Un dato no menor es que un diez por ciento de esos chicos admitió haber visto a sus propios padres arrojar basura en la calle.

Luego, sobre la propia conducta resultó que un treinta por ciento de los chicos admitió haber arrojado por sí mismo basura en la calle.

 

¿Por qué arrojamos basura en la calle?

Lo que nuestros más de cien encuestados nos dijeron sobre el por qué de esta conducta tuvo distintas aristas. Cuando hicimos esta pregunta agregamos dos opciones en relación a la percepción del entorno (porque nadie me dice nada o todo está sucio), una opción vinculada al comportamiento de terceros (porque otros lo hacen) y dos opciones vinculadas a la propia circunstancia (porque no tengo basureros cerca o no me enseñaron).

En concordancia con las teorías del contexto y el comportamiento, niños menores de catorce años, que no tienen la más mínima idea de quienes son Schultz, Kelling o Wilson, o Cialdini, en su mayoría contestaron que la desviación de la conducta se debe a su percepción del entorno. Un 34% percibe que nadie les va a decir nada cuando lo hagan y un 21,7% entienden que al estar el ambiente sucio y desprolijo, a nadie le importa. Son estos los dos factores que en conjunto invitan a que la gente contribuya al descuido del ambiente.

La falta de cuidado general provoca falta de percepción de control y ello provoca la desviación en la conducta. Así lo entendió el 55% de los niños encuestados[3].

Normas Sociales Descriptivas y Normas Sociales Imperativas

Robert Cialdini, psicólogo social harto experimentado en el análisis del “littering” o conducta social de arrojo de la basura en la calle, sostiene que el problema de la basura se reduce a las señales del entorno, incluidas las acciones que toman terceros. “Una de las cosas que son fundamentales para la naturaleza humana es que imitamos las acciones de aquellos que nos rodean. Si nadie está tirando basura aquí, no debe ser una cosa legítima para hacer. Si el espacio público está lleno de basura, tirás basura. Por ello, si no hay basura, serás significativamente menos propenso a tirar desechos”, sostiene.

En efecto, un hallazgo bien documentado entre los investigadores que estudian el comportamiento de tirar basura es la mayor probabilidad de tirar basura en un entorno lleno de basura en comparación con un entorno limpio (por ejemplo, Finnie, 1973; Geller, Witmer y Tuso, 1977; Heberlein, 1971; Krauss, Freedman y Whitcup, 1978). Los investigadores que estudian las normas sociales explican que la inclinación a tirar basura en entornos sucios es el resultado del poder de las normas descriptivas, que son las normas relativas a la prevalencia de un comportamiento determinado: “La basura engendra basura”.

Frente a las normas sociales descriptivas se encuentran las llamadas “normas sociales imperativas”. Las primeras son las que el entorno gráficamente nos exhibe como lo que hacen los demás. Las segundas, las imperativas, son las que el resto de los ciudadanos nos demuestran enfáticamente como el comportamiento social permitido.

Creemos que en Tucumán hay una gran fractura comunitaria y eso impide que existan “normas sociales imperativas” de gran entidad o presencia. No sólo respecto a la basura, sino también respecto al respeto a los semáforos, las sendas peatonales, los ruidos molestos, etc.  Ello hace que la ciudadanía exhiba gran tolerancia a comportamientos colectivos tóxicos que arruinan su calidad de vida.

Buscando Soluciones para Tucumán en experimentos científicos.

Creemos que la mejor manera de que las personas se comprometan y cambien sus comportamientos no es solo informarles del problema, sino hacer que vivan una experiencia activa. Se trata de normas y expectativas. Si las cambiamos, cambiaremos el comportamiento de las personas.

“Los resultados más dramáticos que hemos obtenido provienen de situaciones que muestran que las personas desaprueban tirar basura”, dijo Cialdini. “Un estudio se llevó a cabo en el estacionamiento de una biblioteca. La gente salió de la biblioteca y había un trozo de papel en el parabrisas de su auto. Lo que más afectó a las personas fue cuando vieron a alguien cercano que se agachaba y recogía un pedazo de basura con una mirada de desaprobación. Cuando llegaron a sus propios autos, ni una sola persona tiró los folletos a la basura. Si no vieron a nadie recogiendo basura, el 33 por ciento tiró sus folletos al piso. Los resultados son impactantes: Se pasó de un tercio de los sujetos tirando basura a cero sujetos tirando basura cuando vieron un ejemplo de alguien como ellos que recogía basura y mostraba desaprobación”[4].

El Desafío para los tucumanos y Meta Tucumán.

Creemos que nuestro desafío está en mejorar la calidad del entorno para que los niños perciban a Tucumán de una forma diferente. Es nuestro deber ciudadano intentar cambiar nuestros hábitos para mejorar la calidad de vida y evitar que las próximas generaciones cometan los mismos errores.

La encuesta que realizamos es sólo un reflejo de lo que los chicos ven en nosotros y en nuestra provincia, y sabemos ahora que para generar un cambio real debemos transformar la percepción del entorno de todos, pero sobre todo de los más pequeños.

Un ambiente limpio y un cuidado colectivo cambia paradigmas, y un cambio de paradigmas cambia conductas, y transforma la cultura de la que será la próxima generación de adultos en Tucumán.

Un primer paso en este sentido es ponernos a discutir el asunto. Desde Meta Tucumán estamos provocando la discusión diariamente a través de nuestros artículos, nuestras redes sociales y nuestras acciones de campo. Estamos tratando de instalar el debate y la difusión de ideas en las mentes de los tucumanos.

También estamos intentando crear “normas sociales imperativas” y para ello nos reunimos periódicamente y elegimos alguna ubicación para recoger la basura del entorno, invitar a otros a vivir la experiencia, filmarnos haciéndolo y difundirlo a la mayor cantidad de tucumanos. No somos solamente nosotros, también los chicos de “Tucumanos en Acción”, “Por una Mejor Argentina (PUMA)” o “Salvarnos Salvando” están intentando cambiar estos hábitos.

Tratamos simplemente de dar el ejemplo, y contagiarlo.

 

[1] https://www.reporteindigo.com/piensa/por-que-tiramos-basura/

[2] George Kelling y Catherine Coles. Fixing Broken Windows: Restoring Order and Reducing Crime in Our Communities

[3] https://docs.google.com/forms/d/1gKBeZuAyLeinRKrnY727vg69V75Hv5iE7htMeUptlcc/edit

[4] https://www.futurelearn.com/info/courses/complexity-and-uncertainty/0/steps/1927

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